El elevado coste de los combustibles tradicionales está animando cada vez a más conductores a buscar alternativas para conseguir una conducción más eficiente y económica. Mientras llega el futurista coche de hidrógeno y los eléctricos consiguen una autonomía similar a los de combustión, la principal alternativa es el gas licuado de petróleo (GLP) y la adaptación del vehículo para su uso si tu vehículo no está preparado para ello de fábrica. Una adaptación que debe realizarse siempre en un taller autorizado, cuesta unos 1.800 euros y nos proporcionará un ahorro de un nada despreciable 40% en combustible y reducirá considerablemente nuestras emisiones.
El GLP, también llamado autogás, es una mezcla de gas butano y propano disueltos en petróleo que se extrae durante la destilación del petróleo crudo. Su coste por litro es de aproximadamente la mitad que el de la gasolina y, además de su competitivo precio, tiene otro valor añadido: emite un 15% menos de CO2 y entre un 70 y un 90% menos de óxidos de nitrógeno, lo que lo convierten en un combustible bastante sostenible. Por otro lado, su seguridad es total y no tiene más peligro que cualquier otro combustible inflamable como la gasolina o el diésel. Su principal inconveniente es que, aunque el número va en aumento constante, no todas las gasolineras lo venden.
Hasta 2003 solo podían adaptarse a GLP los taxis. Desde hace unos años esta operación está seduciendo cada vez a más conductores particulares que prefieren no confiar la reducción de su consumo de combustible al diésel. Adaptar tu coche para que funcione con GLP es una operación sencilla pero a la vez delicada que debe ser realizada por profesionales eso sí, cuando haya finalizado la garantía de tu coche, ya que las principales marcas no la mantienen en lo referente a averías mecánicas si se realiza esta modificación en el vehículo. Es cuestión de valorar los pros y los contras.
El kit de conversión a GLP tiene bastantes componentes. Uno de los más importantes es el depósito. Los hay de diferentes tipologías (tipo rueda o cilíndricos) y capacidades, entre los 60 y los 90 litros, y suelen instalarse bien en el hueco de la rueda de recambio o en el interior del maletero. Si te preocupa el espacio, no lo hagas. También existen modelos más pequeños con los que podrás convertir tu coche en una especie de híbrido que funciones con gasolina o con GLP dependiendo del momento. Otro elemento clave es el gasificador, sistema de cambia de estado el gas líquido antes de inyectarlo en el motor.
Otro de los elementos que tendrás que instalar en tu coche es la boca de carga. Se instala dentro de la tapa de llenado del depósito y facilita el repostaje. Solo tendrás que roscar el adaptador a la boca de carga, coger la manguera del surtidor y enchufarla al adaptador. Con el tanque lleno, el gas licuado pasa al motor a través de un conducto de PVC y de unos inyectores específicos en el colector de admisión. Para regular la inyección, tendrás que instalar una pequeña centralita de control que ajustará la inyección de GLP para obtener el mejor funcionamiento del coche. Como ves, son procesos muy internos y nada por fuera evidenciará que estás traicionando a la gasolina con GLP.
Una vez finalizada la operación de transformación (unas cuatro horas de taller) tendrás un coche con dos depósitos que utilizará indistintamente los dos combustibles. Al arrancar, siempre recorrerás unos metros con gasolina hasta que el agua del circuito de refrigeración se caliente. A partir de ese momento, el cambio de combustible se produce imperceptiblemente, sin saltos y sin la intervención del conductor. De todas formas, puedes instalar un conmutador que te ayude a cambiar manualmente de gasolina a GLP y viceversa, dependiendo del nivel de combustible en cada depósito. Este conmutador también te ayudará a saber, gracias a un indicador de cinco leds, cuánto GLP queda en el depósito.
Vayamos ahora a un tema delicado: la lubricación de las válvulas de tu motor de gasolina. Normalmente éstas se lubrican con el propio combustible. Sin embargo, al ser el GLP un gas, no existe esta lubricación natural. Si tu idea es circular exclusivamente con GLP deberás instalar un sistema de lubricación externa que inyecte lubricante al gas. La opción más sencilla, sin embargo, es programar la centralita para que, de tanto en tanto, inyecte gasolina, ya sea a partir de ciertas revoluciones o de tiempo de funcionamiento del motor. De estas maneras protegerás tu motor y conseguirás una conducción óptima.
¿Sale a cuenta adaptar el coche a GLP? Con el consumo y las emisiones por delante, sí. Además el gasto de realizar esta operación, se amortiza en unos 30.000 kilómetros. Otro punto a su favor es que el GLP no provoca apenas residuos por lo que también notarás una mayor economía en el mantenimiento y conservación de tu vehículo, con muchas menos averías que si solo se propulsara con gasolina. Por otro lado, algunas comunidades autónomas ofrecen subvenciones para la transformación, y otras barajan limitar la circulación en determinada áreas a vehículos eficientes y sostenibles, como los alimentados por GLP.
Si estás pensado en realizar la portabilidad a GLP y, tras leer este post, sigues teniendo dudas, ven a cualquiera de nuestros concesionarios. Nuestros especialistas te explicarán en primera persona los pros y los contras de pasarte al GLP.
MOVENTO TE RECUERDA…
- El elevado coste de los combustibles tradicionales está a animando cada vez a más conductores a buscar alternativas para conseguir una conducción más eficiente y económica.
- La adaptación a GLP debe realizarse siempre en un taller autorizado, cuesta unos 1.800 euros y nos proporcionará un ahorro de un nada despreciable 40% en combustible y reducirá considerablemente nuestras emisiones.